¿Un enemigo o un aliado?

Como un resorte desenrollado, el poderoso cuerpo del Príncipe Vampiro rompió la barrera del sonido al acercarse al Discípulo Celestial de la Raza de las Hadas en un abrir y cerrar de ojos.

Sus manos se habían formado en la forma de una garra ensangrentada al apuntar hacia el corazón del ser frente a él sin un segundo pensamiento.

Aunque sorprendido y con menos de un milisegundo para reaccionar, el ser de la Raza de las Hadas no ostentaba el título de Discípulo Celestial por nada.

—¡Protección del Destino! —Un aullido resonante escapaba de ella mientras sus alas azul avellana brillaban, adquiriendo un tono dorado mientras una campana protectora se formaba alrededor de ella para encontrarse con la garra ensangrentada.

¡BOOM!