En la séptima estrella celestial, el Gran Maestro Ramiel acababa de dejar una prisión subterránea oculta donde un cierto individuo yacía con su cuerpo perforado por numerosas púas doradas. Había bajado a esta área subterránea para una vez más monologar de manera unilateral hacia su maestro sobre los eventos recientes, así como la iniciación de una guerra en la cual estaría al frente.
Cuando dejó la jaula dorada que continuaba drenando la fuerza de la poderosa figura, el Gran Maestro Ramiel una vez más perdió la sonrisa oculta que había aparecido en el rostro sangrante y desfigurado del ser.
Esta había sido la última vez que este Gran Maestro bajaba a divagar con su maestro, la última vez que conversaría con uno de los fundadores de los Celestiales.
Sin que el Gran Maestro Ramiel lo supiera, esta también sería la última vez que vería a su maestro, porque en el viaje que está por emprender, no tendría la oportunidad de regresar a esta Estrella Celestial.