—Muere.
Era una única orden.
Una única orden que desconcertó a todas las fuerzas de Celestiales que recién habían luchado en la Fortaleza Verittas, ya que no era algo que cualquiera de ellos esperaría escuchar de su Fundador mientras él los miraba.
Muchos de ellos inclinaron sus cabezas para ver si habían oído correctamente, pero luego sus ojos comenzaron a temblar ya que de la figura de Aldrich a la que temían incluso mirar por mucho tiempo, ¡una luz dorada había comenzado a permear rápidamente de él!
¡Esta luz hizo que sus corazones palpitara ya que no parecía cálida ni reconfortante, sino que mantenía un cruel destello que los sacudió hasta sus núcleos!
—¿Qué...?
—¡Esto...!
—¡No!