—Ahora que hemos dejado claras las condiciones, ¿con qué vamos a apostar? —le preguntó el Anciano Zhao.
—Si no puedo satisfacer ni a un solo anciano de la secta, entonces merezco perder todo lo que tengo. Si pierdo, haré lo que quieras —le dijo Su Yang con una expresión calmada.
—Qué audaz de tu parte… —el Anciano Zhao entrecerró los ojos mirando a Su Yang, quien parecía tan confiado que ni siquiera podía imaginar perder—. ¿Qué tal esto? Si pierdes, me dirás dónde obtuviste el Aceite Eufórico.
El Anciano Zhao no quería intimidar demasiado a Su Yang, ya que valoraba su propia imagen.
—Eso está bien para mí —asintió Su Yang.
—Si yo pierdo… veamos… te permitiré tomar cualquier cosa de este Tesoro de Perla Blanca, siempre que esté en stock —dijo el Anciano Zhao.