Después de que la Sección Loto Ardiente y la Secta del Altar Dorado subieron al escenario, sus discípulos se miraron con una mirada feroz, y su aura emitía una sensación profunda que parecía como si estuvieran listos para pelear en cualquier momento.
Cada lado tenía un total de veinte discípulos, la cantidad máxima que una secta puede traer.
Sin embargo, había una clara distinción entre los discípulos de cada secta.
Aunque los discípulos de la Secta del Altar Dorado emitían un aura impresionante que los hacía parecer poderosos y profundos, los discípulos de la Sección Loto Ardiente emitían una presión dominante que hacía que los espectadores se sintieran como hormigas mirando montañas reales: enormes e imposibles de dominar.