Long Chen llegó a la puerta del cementerio y vio una llave tirada frente a ella.
—¿Una llave aquí? —murmuró con el ceño fruncido mientras recogía la llave y comenzaba a observarla cuidadosamente.
Intentó poner la llave en la cerradura de la puerta, pero no encajaba. Se dio cuenta de que no era la llave de esta puerta.
Comenzó a preguntarse qué abría esta llave. Mientras venía aquí, no vio nada que usara una llave. La única cerradura que vio estaba en la puerta de este cementerio, pero la llave no la abría.
—¿Qué pasó? —preguntó Chu Miao a Long Chen al ver que se detenía.
—Ah, nada —Long Chen guardó la llave en su anillo de almacenamiento y saltó al otro lado del muro.
Chu Miao también saltó detrás de él.
Ambos continuaron su viaje en busca de tesoros.
Estaban caminando sobre la hierba cuando Long Chen sintió el peligro. Extendió su mano hacia la izquierda y atrapó una flecha que lo estaba apuntando.