—¡Señor Lin, llegaste en el momento perfecto hoy!
Mientras hablaba, comenzó a bailar.
Los hombres y mujeres con trajes y zapatos de cuero olían a humo, y las comisuras de sus labios no podían evitar contraerse.
Antes, cuando decían estas palabras, Zhang Zhou solo asentía levemente y era extremadamente arrogante.
Al final, cuando se enfrentó a estos dos jóvenes, empezó a bailar y hablar.
¿Por qué su actitud cambió tanto?
El Hotel Jiangbei era muy eficiente.
Después de un rato, los platos deliciosos se sirvieron uno tras otro.
Lin Fan tomó un poco de comida y la puso en su boca. Asintió levemente y dijo:
—Primo, prueba esto. No está mal.
Lin Zihao también tomó un pedazo con sus palillos y elogió sinceramente:
—¡Está delicioso!
Cuando Zhang Zhou escuchó esto, dejó escapar un suspiro de alivio.
Después de todo, él acababa de recomendar los platos de aquí.
Si no fueran deliciosos, entonces sería un poco difícil.