Te atreves a ir a Dian Cang

La noche estaba tranquila. Jing Xian se encontraba fuera del templo más alto de la Serenidad, mirando hacia el cosmos infinito. La Serenidad le había sido transmitida por su maestro, pero había sido controlada por su pequeña hermana marcial durante muchos años. Si Ye Mo no hubiera venido, este estancamiento continuaría.

Innumerables veces, quiso advertir a Jing Xi que no cruzara la línea y que hiciera las cosas por el bien de la secta pero no pudo decirlo y mucho menos hacer algo. Era porque Jing Xi era su hermana marcial y había visto las cosas entre él y ella con sus propios ojos.

Aunque Jing Xi no sabía que aquel hombre era el hermano de Jing Xi. Antes de morir, le pidió que cuidara de Jing Xi. Pero ella no había podido hacerlo. Podía resistirse a no actuar por sí misma pero no podía impedir que Ye Mo hiciera algo.