—Un secuaz fue rápidamente a buscar a Huang Zheng, pero poco después, regresó corriendo y le habló preocupado a Zhu Hongsheng —La hermana Zheng se ha ido, solo tomó algo de equipaje sencillo y abandonó San Francisco. En cuanto a su destino, aún no lo sabemos.
—¿Qué? ¿Huang Zheng se fue? —Zhu Hongsheng se levantó de golpe y exclamó incrédulo. Después de un largo momento, se dejó caer de nuevo en su silla.
—Hermano Sheng, la hermana Zheng no se ha ido hace mucho. Si nos apuramos al aeropuerto, ¿no podremos detenerla? —preguntó un subordinado.
—Conozco su carácter; si ella quiere irse, entonces no podremos detenerla. Suspiro, realmente fue mi culpa esta vez. Dejé escapar una oportunidad perfecta... —Zhu Hongsheng negó con la cabeza.