Todos se quedaron impactados, pero cuando vieron el agujero en el coche cercano, comprendieron lo que acababa de suceder.
—¡Alcalde!
Dos hombres fueron inmediatamente a ayudar al hombre de mediana edad que fue derribado por Gu Ning.
—¿Alcalde? —Gu Ning se quedó asombrada—. ¿Este hombre es el alcalde?
—¡Zhenglin!
El rostro del Maestro Yan se tornó pálido por el miedo. Casi se desmaya. Afortunadamente, Zhou Zhenghong lo sostuvo. Luego, se acercó rápidamente.
Yan Zhenglin sentía un dolor intenso por todo el cuerpo. También lucía avergonzado con polvo por toda su ropa, pero a pesar de todo, se calmó y dijo:
—Estoy bien.
Aunque Yan Zhenglin todavía estaba confundido, sabía que había sido Gu Ning quien había salvado su vida al derribarlo. La agradeció de inmediato:
—¡Muchas gracias! Si no hubiera sido por ti, ya estaría muerto.
Antes de que Gu Ning pudiera decir una palabra, el Maestro Yan tomó sus manos temblando y llorando: