De hecho, ya habían tenido la idea de cambiar a las mujeres a su lado, y habían planeado dejarlas después de comprarles algunas cosas y acostarse con ellas esta noche, pero parecía que podrían dejarlas ahora mismo y ahorrar mucho dinero.
—Yihua —dijo la mujer y actuó con coquetería. Obviamente estaba insatisfecha, pero no se atrevía a decirlo directamente.
—¿Qué, cariño? —Luo Yihua fingió que no entendía qué estaba pasando.
Las dos mujeres no eran tontas y sabían que los hombres iban a dejarlas. No era la primera vez que jugaban con herederos ricos de segunda generación, y sabían que su relación no duraría mucho, razón por la cual aprovechaban cada oportunidad para que ellos pagaran sus cuentas. Sin embargo, una vez que los hombres querían dejar a las mujeres, estas no podían hacer nada para retenerlos ni a ellos ni a sus carteras, incluso si rogaban.