El Buda de Oro

—¿De verdad? —Lan Yubin y su esposa estaban emocionados al saber que su hijo podía ser curado, así que no les importaba cuánto costase.

—Bien, puedo darle una pastilla ahora. En cinco minutos, su pantorrilla recuperará la sensibilidad —dijo Gu Ning y sacó una pequeña botella de porcelana con cristales de poder dentro.

—¿Qué? ¿En cinco minutos? —Lan Yubin y su esposa abrieron mucho los ojos de la sorpresa y no podían creer lo que oían. Luego Gu Ning vertió un cristal de poder y se lo dio a Lan Tianhua—. Tianhua, tómalo ahora, y tu pierna recuperará la sensibilidad.

—¿De verdad? —Lan Tianhua ansiaba ponerse de pie, pero después de años de tratamientos médicos, aún estaba sentado en esta silla de ruedas.

—Sí —dijo Gu Ning con una sonrisa.

—Genial, lo tomaré —dijo Lan Tianhuas. Abrió su boca y tragó el cristal de poder que le dio Gu Ning. De repente, sintió un aire frío extendiéndose por su cuerpo, lo que era bastante agradable.