—Mis hijos, habéis desempeñado vuestros papeles bien.
Fue una elección extraña de palabras. Eso fue lo primero que pensó Eden al escucharlas. Pero al mismo tiempo, no podía afirmar con confianza que comprendía el proceso de pensamiento de un ancestro antiguo que había estado muerto durante milenios incontables.
—Vuestros indignos descendientes os saludan, Ancestro.
Los tres Reyes Demonios cayeron de rodillas instintivamente al sentir la terrible presión que acompañaba a esa voz. Su sangre hervía de emoción por su éxito.
—Mmm. Ha pasado mucho tiempo desde que olí el aroma del mundo. Pero el trabajo aún no ha sido completado…
Eden frunció el ceño. Podía sentirlo. Algo estaba mal. Algo no encajaba en toda esta situación.
En primer lugar, incluso con todas sus preparaciones, nunca esperaron que el ritual fuera un éxito tan fácilmente.