Tercero Regreso [2]

Un cielo despejado donde el sol podía desplegar su gloria libremente, una brisa refrescante, una temperatura perfecta y una atmósfera en general pacífica que no podía ser replicada.

Damien cerró los ojos y respiró profundamente. Sería una mentira decir que no extrañaba este entorno. En verdad, en cuanto sus pies tocaron el suelo, sintió como si un gran peso se hubiera levantado de sus hombros. Pero esa era simplemente la realidad.