Desde el principio, Damien nunca planeó tomarse más de unos pocos días para lidiar con este continente desconocido. Había otra razón por la que alineó su cronograma con la finalización de la purga de Apeiron. Tierra. Era un mundo con el que no tenía conexión, pero al mismo tiempo estaba profundamente conectado. En realidad, Damien quería abandonar la Tierra después de que su madre se mudara a Apeiron. El mundo simplemente estaba demasiado subdesarrollado como para serle útil, y no había nada que lo motivara a protegerlo. Claro, era su mundo natal, pero los buenos recuerdos que tenía allí ya estaban a su lado, ¿así que necesitaba ser sentimental al respecto? No obstante, independientemente de sus sentimientos, la Tierra era un mundo ligado a él y el primer mundo del que se convirtió en el Maestro de Estrellas. No podía simplemente abandonarlo. Ahora que podía comunicarse con ese niño, ya no era una posibilidad.