—¡Esto es…!
Frente a los ojos de Damien, Luo Sheng sacó un objeto extraño de su anillo espacial. Parecía similar a un látigo, pero al mismo tiempo, se asemejaba a una cuerda con un saco unido al extremo. En general, era un arma extraña.
Pero aún más curioso fue ver a Luo Sheng moviendo su muñeca, haciendo que la línea girara a su alrededor.
—Es muy probable que seas el último oponente al que enfrente antes de mi muerte. Si es así, ¡entonces usaré todas las cartas que poseo! —exclamó Luo Sheng.
El maná rugió como un huracán desquiciado inundando el arma extraña. El brazo de Luo Sheng se agitó con fuerza en el aire, y su cuerpo se lanzó fuertemente hacia un lado.
BANG!
Un estruendo masivo retumbó mientras el espacio se derrumbaba directamente. La onda sonora por sí sola fue suficiente para matar a los practicantes más débiles cercanos.
Pero más que eso…
—¡Keuk! —gritó Damien.