—Haa…
Un suspiro resonó en el campo de batalla.
Para esos seres más débiles, este suspiro no significaba nada. Simplemente lo ignoraron y continuaron sus batallas. Pero para los expertos presentes, este suspiro tenía una intención completamente diferente.
En ese momento, el impulso de Odín se detuvo. Su mano ya estaba presionada en el cuello de Damien, sacando unas gotas de sangre. Si hubiera detenido sus movimientos solo un segundo más tarde, la cabeza de Damien habría sido cortada limpiamente.
Pero independientemente de cuán intencionales y hábiles parecieran sus acciones, Odín sabía mejor que nadie que esa detención no era intencional en absoluto. Una extraña y profunda fluctuación de leyes apareció a su alrededor, impidiéndole avanzar.