—Entonces eres tú.
Una voz antigua y ondulante se transmitió desde la bestia, haciendo que el espacio temblara con su ferocidad. La bestia no abrió la boca, ni usó una transmisión mental. Sus pensamientos se habían impuesto directamente y manifestado en la realidad. Este era un nivel de fusión con el universo que ninguno de los presentes había alcanzado. Este descubrimiento hizo que los ojos de esos Semidioses se endurecieran inmediatamente. Si ganaban o no esta batalla era completamente desconocido. Francamente, no tenían muchas esperanzas en sus posibilidades.
Damien era diferente a ellos. Mientras estos Semidioses estaban tan centrados en las ramificaciones detrás de la voz, la mente de Damien estaba sacudida por las palabras mismas. Esta bestia lo estaba mirando fijamente. Podía sentir su mirada aterradora, su aura mortal que rodeaba su cuerpo.
—Tú, quien traes Su aroma. He estado esperando tu llegada por eones.