Divino [1]

El cielo estrellado permanecía quieto. El tiempo pasó, y la gente se dispersó, pero la atmósfera no cambió.

Tian Yang se paró frente a la zona oscura de 50,000 kilómetros de largo en el espacio. Sus ojos no se apartaron del punto donde Damien había desaparecido. En esos ojos se reflejaban innumerables sentimientos.

Rabia, tristeza, culpa y falta de voluntad solo eran algunos de ellos. Pensar que incluso después de llevar su poder al extremo, no pudo proteger a su propio discípulo. ¿Qué clase de hombre era él?

—Viejo Vacío, sabes tan bien como yo que no es tu culpa. Además, conoces a tu discípulo mejor que nadie. ¿Realmente moriría aquí sin lograr nada? —el Borracho Viejo Inmortal le dio una palmadita en el hombro a Tian Yang y pronunció palabras de consuelo.