La figura de Damien se materializó en una habitación cercana. Su distribución era completamente similar a la suya, la única diferencia era el hecho de que una mujer estaba acostada en la cama.
Su corazón latía con fuerza mientras se apresuraba hacia ella, pero inmediatamente se dio cuenta de que algo no estaba bien. Esta mujer... no era alguien que él hubiera conocido antes.
Tenía el cabello largo y negro que se extendía sobre la cama mientras dormía. Su piel era blanca como la nieve, impecable y de otro mundo. Tenía uno de los rostros más impresionantes que Damien había visto, la pequeña marca de luna creciente entre sus cejas solo acentuaba su belleza natural.
Curiosamente, a pesar de que esta mujer era una completa desconocida, Damien sentía un aura increíblemente familiar viniendo de ella. Simplemente no podía descifrar de dónde venía esta familiaridad.