¿Cómo puedes beber sin jugar a los dados?

Ai Long era tan sensato, tan sensato que conmovía y despertaba simpatía en la gente.

Como hermano mayor, lo que más deseaba era cuidar de su hermanito, y en cuanto a él mismo, ya no importaba.

Su Han hizo una pausa y dijo:

—No te desanimes demasiado. La gente siempre tiene la oportunidad de cambiar su propio destino. Este mundo sigue siendo hermoso, así que tienes que creer en la esperanza.

Aún no había pensado en cómo ayudar a los hermanos Ai Long, por lo que no era apropiado decirlo directamente, para no darles esperanzas y luego decepcionarlos.

Al escuchar las palabras de Su Han, un destello de luz brilló en los ojos de Ai Long. Repitió cuidadosamente las palabras de Su Han y asintió seriamente, diciendo:

—Entiendo, gracias, Doctor Su.

Li Wan'er ya había traído la medicina y le indicó a Ai Long cómo administrarla a Ai Hu a tiempo y en la dosis prescrita, asegurándole que todo estaría bien.

Mirando a su hermano dormido, los ojos de Ai Long estaban llenos de gratitud.