Lei Hu parecía un lunático. Golpeó su cabeza contra el vidrio. La sangre ya corría por su cabeza.
¡Su rostro feroz estaba lleno de intención asesina y locura!
—¡Mejor mátame, o serán ustedes los que morirán! —Lei Hu se rió siniestramente—. ¡Ninguno de ustedes puede escapar!
—¡Compórtate! —Zhen Yong estaba furioso y golpeó la mesa.
Varios agentes especiales se acercaron de inmediato, golpeando fuertemente a Lei Hu con sus bastones eléctricos. Aun así, su rostro seguía mostrando una mirada de locura.
Zhen Yong sabía que era imposible obtener alguna información de Lei Hu. La única opción era transferirlo a Beijing donde instituciones más especializadas estaban equipadas para manejarlo.
Con Lin Mei Yu y los métodos de la familia Lin, Lei Hu solo terminaría como un peón sacrificial en su juego, muriendo una muerte miserable.