No uno sino dos

La figura de Liam era un borrón y la hoja carmesí en su mano emitió un grito agudo antes de partirse en varios fragmentos.

Al mismo tiempo, cien espadas aparecieron de la nada y atravesaron a las serpientes de arriba abajo.

—2000

—2000

—2000

—2000

—2000

—2000

—2000

—2000

¡Golpe mortal! Las ocho serpientes cayeron muertas, desparramadas sobre la roca y Liam también yacía entre ellas inconsciente.

Un silencio ominoso prevaleció en el interior de la montaña volcánica y unos minutos más tarde se escucharon suaves sonidos de crujidos.

Kyyuuuu?

...

...

...

Con las constantes olas de calor abrasador asaltándolo, Liam solo estuvo inconsciente por apenas un minuto. Además, algo húmedo y goteante caía sobre su rostro.

Frunció el ceño y se despertó revuelto, sintiendo el líquido pegajoso por todo su rostro y cuello. Y tan pronto fue capaz de pensar claramente, dio un salto para sentarse derecho.

—Maldita sea. ¡El huevo!