—Ah... ¿Ahh? ¡Hermana Yueee!
Sobresaltada por la aparición repentina de alguien cerca de ella, Mei Mei dejó caer el cucharón que estaba usando, y junto con él, volcó toda la olla.
Algo que parecía un caldo se derramó desde dentro.
Sin embargo, no olía a caldo o siquiera a algo comestible. Incluso tenía cosas quemadas dentro.
Shen Yue parpadeó sorprendida. Frunció el ceño y observó el objeto misterioso.
—¿Cómo lograste quemar algo cuando cocinabas un caldo y especialmente cuando queda tanto líquido?
—¡Ah! ¡Hermana Yue! ¡Todo es tu culpa! ¡Me distrajiste! —Mei Mei se agarró la cabeza, mirando su enésimo fracaso.
Le dolía el corazón. Tantos ingredientes desperdiciados. Realmente no quería aceptarlo, pero parecía que... la habilidad de cocina... tenía que abandonarla.
—Mmm. Deberías rendirte con la cocina.
¿Qué demonios? Mei Mei levantó la vista para ver a un anciano parado frente a ellas, expresando en voz alta sus pensamientos.