—¿Hmmm? —El Rey parpadeó, batiendo sus gruesas pestañas. Se había negado a ofrecerle ayuda a este sujeto hasta donde podía recordar.
—Pero ahora estaba frente a él declarando que había expulsado con éxito no solo a los elfos oscuros sino también a los demonios que habían invadido sus tierras.
—Espera, ¿desde cuándo tantos demonios pisaron tierra dentro del Reino Gresh? ¿Por qué no sabía nada sobre esto?
—El joven Rey frunció el ceño, haciendo más prominentes los dos hoyuelos en sus mejillas.
—Observó a Liam, examinándolo de arriba abajo, tratando de discernir todo sobre él.
—Sin embargo, Liam permanecía en silencio con una sonrisa educada, esperando que el Rey hiciera lo que quisiera y respondiera de la manera que quisiera.
—Solo Mia sudaba frío porque Liam no solo estaba tomando crédito por los elfos oscuros, ¡también estaba tomando crédito por los demonios!
—¿No fue él quien trajo a los demonios aquí en primer lugar? ¿Qué pasaría si ese secreto se revelara?