—¡GRRRRAAAAA!
Liam observó al heterogéneo grupo de demonios embestir hacia el área donde anteriormente se encontraba su grupo.
—Justo como pensé... este es un número ridículo. —Sonrió, observando la enorme manada de demonios brotar como hormigas.
Miraban tontamente a su alrededor, preguntándose dónde había ido su presa.
Con tantos demonios, se requería la fuerza completa de un gremio para enfrentar su poder.
Además, no solo tenían números de su lado.
La mayoría de los soldados demonios eran luchadores muy experimentados, de alto nivel, y tenían una inclinación extrema por asesinar y masacrar.
Esto les otorgaba un poder frenético.
Liam sabía esto tanto por su vida anterior como por esta, al haber luchado codo a codo con esta misma facción.
Por eso era mejor dividir y conquistar, al menos por ahora, cuando la fuerza de su gremio no era suficiente.
Esta diferencia en números no era algo que pudiera superarse fácilmente.