—¿Qué haces en el cementerio cuando todavía hay una batalla allá afuera? ¿Mmm? —Liam sonrió.
—Gorak y los otros miembros del Gremio Dragón Ascendente miraron al fantasma frente a ellos en total shock.
—Ellos habían venido aquí esperando encontrar un gran número de jugadores, pero en cambio, solo había uno. Sin embargo, ese único era…
—Todos tragaron saliva. Nadie esperaba encontrar a este monstruo aquí.
—Incluso el líder del gremio Gorak, quien primero se dio cuenta de que algunos jugadores podrían estar saboteando su ejército desde el cementerio por alguna razón, no pensó en esta persona.
—Yo… qué… —Gorak tartamudeó, incapaz de articular palabra.
—Sus ojos enrojecidos estaban fijos en Liam, sin mover ni un pelo de su cuerpo. Los demás tenían expresiones similares. Nadie quería respirar o hablar.
—¿Qué? ¿No me vas a responder? —Liam rió—. No tienes que hacerlo. El hecho de que estés aquí ya me lo ha dicho todo.