Apúrate

—Eres muy bueno para enfadar a todo el mundo.

Estas fueron las primeras palabras que el León Negro Rugiente pronunció. Se erguía alto con los brazos cruzados sobre su amplio pecho.

Leonel sonrió amargamente. —¿Me creerías si te dijera que no fue intencional?

El León Negro Rugiente lo miró de arriba abajo como si intentara decidir si Leonel estaba diciendo la verdad o no. Cuando habló con Leonel antes, no tuvo la impresión de que fuera un hombre arrogante. De hecho, en aquel entonces, había esperado a medias que Leonel se burlara de sus palabras de aquella vez y le dijera que se largara. Había estado esperando ese resultado para tener una excusa para darle una lección, pero las cosas no terminaron funcionando de esa manera.

Después de eso, sintió que Leonel seguía dándole una sensación extraña. Era una gravedad extraña que hacía que otros quisieran prestarle atención, y este tirón era incluso más fuerte que el Aplauso Tronador, conocido líder entre los Jóvenes Prometedores.