Primero

Leonel observó al joven y a la mujer que aterrizaron frente a él con una mirada ligeramente curiosa.

Por la forma en que se llamaban entre sí, sabía que el joven se hacía llamar Tejón. Tenía un aspecto simple, como si nunca dedicara pensamientos a tramar algo. Su piel era de un delicado color marrón y su ropa era ordenada y pulcra hasta el punto de ser demasiado meticulosa. Cómo lograba verse tan fresco incluso al volar por el aire a velocidades tan impresionantes estaba fuera de la comprensión de Leonel.

Comparado con su barba desaliñada y el nido de paja que llamaba cabello, este joven era varios niveles superior a él. Aunque, en realidad, ahora que lo pensaba, su cabello se había vuelto excepcionalmente suave y limpio después de despertar su Factor de Linaje de Sinergia Metálica. No es que lo hubiera revisado muy de cerca, claro.