#62

La ubicación estaba oscura. Era difícil incluso ver tu propia mano, aunque estuviera frente a tus ojos.

Arriba, el lugar donde debería estar la luna estaba completamente cubierto por nubes oscuras que retumbaban de vez en cuando. Sin embargo, incluso este retumbar no podía ocultar la respiración pesada que impregnaba la atmósfera.

En ese momento, un grupo de hombres y mujeres corría con todo lo que tenían. Pero, su velocidad era lenta. Ya fuera por el terreno desventajoso o porque estaban al límite de sus fuerzas, ambos eran motivos.

El grupo de unos 30 llevaba retazos de lino rasgado cubiertos de tierra y barro. Era imposible que los fugitivos aparecieran en la Región Fronteriza. La única explicación era que estos pocos conscientemente habían decidido desechar su armadura.

En ese momento, uno de ellos de repente tropezó y cayó.

—¡Chico!

Un hombre mayor giró la cabeza rápidamente, metiendo las manos debajo de los brazos del caballero caído y levantándolo.