Enemigo

—¡Encuéntrenlo! ¡No me importa lo que tengan que hacer!

La voz del Rey Arturo resonó por el Castillo de Camelot. No había duda de que estaba completamente impulsada por la furia.

Incluso cuando Leonel lo había ignorado por completo, no se había sentido tan enfurecido. Pero ahora, sentía como si le estuvieran abofeteando la cara para que todos lo vieran.

Para él, estaba perfectamente bien si las perspectivas futuras de Leonel se cortaban por completo. Sin embargo, si Leonel escapaba del control de Camelot, todos los riesgos que había asumido hasta ahora no habrían servido para nada.

Ahora, no solo había ofendido tal vez al mayor talento nacido desde él mismo, sino que también había permitido que ese talento desapareciera ante sus propios ojos. No, era aún más impactante que este talento tuviera la capacidad de desaparecer sin que nadie se diera cuenta en primer lugar.