Mordred dudó, un leve aire de culpa la rodeaba.
Sabía, casi mejor que el propio hombre, cuánto se preocupaba Leonel por Aina. Sentía que debía contarle a Leonel sobre la condición actual de Aina. Pero, al mismo tiempo, sabía que Leonel estaba a punto de hacer algo tonto nuevamente. Si estaba distraído por otros pensamientos, su vida estaría definitivamente en más peligro.
Desafortunadamente, debido a la indecisión de Mordred, Leonel ya se había desconectado antes de que ella pudiera tomar una decisión final, dejándola perdida.
—¡Emperatriz!
La llamada de Meralda despertó a Mordred de su estupor.
En ese momento, Noah y Arturo ya estaban a punto de chocar con la línea del frente del ejército de la Ciudad Blanca.
La expresión perdida de Mordred se volvió de acero, un aura malévola girando a su alrededor. Grandes cantidades de Fuerza Elemental Oscura surgieron, su vestido negro revoloteando en el viento.