Los pies de Leonel se movieron, deteniendo su tabla de surf negra con un frenazo. Sacó el cuerno una vez más, pero Khaled solo se burló.
Al ver su reacción, Leonel guardó el cuerno sin siquiera soplarlo. Ahora que entendía la situación en la que estaba, su mente fluía como el agua, saltando de idea en idea sin pausa ni descanso.
Ya era imposible para él detener los planeadores, pero al menos había ganado tiempo para las Baronías y Camelot. A estas alturas, la información sobre lo que estaba sucediendo aquí debería haberse difundido hace mucho tiempo. Una ciudad cayendo del cielo no era algo que se pudiera perder, y Leonel se había asegurado de eso.
El objetivo de Leonel ya había cambiado.
Asumir que podría detener todo un ejército por sí solo había sido insensato. Como sabía que no podía, se centraría en lo que sí podía hacer.
Su primera prioridad era sobrevivir. Su segunda prioridad sería matar a este comandante.