Leonel estaba tan sorprendido que se quedó sin palabras. ¿Realmente escuchó lo que pensaba que había escuchado?
«… ¿No quieres?»
La suave voz de Aina sacudió a Leonel hasta lo más profundo. Nunca le había sonado tan frágil y parte de él pensó que la única razón por la que ella había logrado reunir el valor para decir algo así era porque estaba de espaldas a él.
—Sí, sí. ¡Lo haré! —respondió Leonel apresuradamente.
Aina se levantó del regazo de Leonel, aún de espaldas a él. La mayor parte de su vista trasera seductora estaba obstruida por la [Cortina de Luz] y su cabello largo. Pero, la imaginación de Leonel por sí sola parecía ser capaz de llevarlo a una tierra de fantasía.
Aina se adentró lentamente en aguas más profundas hasta que su cintura quedó sumergida. Su cuerpo se movió ligeramente y los ojos de Leonel casi se salieron de sus órbitas cuando ella se dobló y se levantó de nuevo con una tela negra en la mano.