Leonel se congeló, todo su cuerpo se tensó. Sintió una mano agarrándolo por debajo, pero no tuvo siquiera el valor de mirar hacia abajo.
—¿Aina…?
La voz de Leonel salió excepcionalmente ronca. Rozaba el gruñido de una bestia, solo el sonido hizo que Aina se estremeciera, su agarre en la cintura de Leonel se hizo más fuerte.
Leonel intentó apartarse, pero la fuerza de Aina era muy superior a la suya. Uno de sus brazos se enrolló alrededor de su cintura como un agarre de hierro mientras el otro extendió una mano y encontró un lugar en su eje calentado.
La temperatura del cuerpo de Leonel parecía dispararse, una niebla comenzaba a emitir de su piel enrojecida.
Comparado con el agarre alrededor de su cintura, su mano fue excepcionalmente suave. Aunque apenas se movía, hizo que las rodillas de Leonel se debilitaran. No pensó que pudiera haber un sentimiento tan maravilloso en el mundo. Pero, algo estaba carcomiéndose en el fondo de su mente.