—Supongo que esa es tu elección entonces.
La palma de Leonel se volteó. Antes de que alguien pudiera reaccionar, su arco había sido encordado con tres flechas. Aunque su mirada era indiferente, una agobiante intención asesina se cernía sobre ellos.
—Les preguntaré una vez más. ¿Van a salir por su propia cuenta, o prefieren una flecha en la cabeza?
El hecho de que Leonel mencionara el número exacto hizo que aquellos que habían estado dudando sintieran sus corazones encogerse. ¿Cómo lo sabía?
La peor parte fue que Leonel había llegado a ellos antes de que pudieran siquiera pensar en informar sobre estos asuntos.
Era difícil decir exactamente qué estaba pasando en la ciudad, así que aquellos que eran espías solo podían confiar en sus habilidades. Pero, antes de que comprendieran bien lo que estaba sucediendo, Leonel había aparecido aquí y los había despertado a todos.
—Ni siquiera son personas de Terreno. ¿Realmente vale el dinero sus vidas?