—Ahhh~
Lilly soltó un grito de sorpresa pero no se resistió. Max la retuvo contra su pecho por unos segundos. Luego, sujetó su cara suavemente y la miró a los ojos.
—Te amo, Lilly —confesó. Lilly mostraba una expresión muy sorprendida en su rostro. No esperaba que él le confesara su amor, siendo ella una humilde criada.
Un momento después sus ojos se llenaron de lágrimas. Estaba feliz. Sabía que lo amaba y que él también se preocupaba por ella y pudo sentir que después de despertar del coma se sentía atraído hacia ella y esa fue la razón por la que le entregó su cuerpo. Estaba contenta cuando él no la rechazó y la buscó activamente, incluso si solo era para satisfacer su lujuria.
—¿Me amas? —preguntó él, secando las lágrimas de las comisuras de sus ojos.
—Mhm... S-Sí... Sí, te amo —asintió apresuradamente.
—Bien. A partir de ahora me llamarás Max cuando estemos solos, ¿de acuerdo? Y pronto te daré el estatus que te mereces —dijo él, mirándola a los ojos.