—¿Te gustó, Max? —preguntó Eva mientras le limpiaba el miembro con la lengua.
—Sí, me gustó. Tienes cierto talento en este aspecto viendo lo rápido que aprendiste. ¿Veamos si puedes hacerme sentir bien con otras partes de tu cuerpo? —Max sonrió mientras se ponía las manos detrás de la cabeza y se recostaba en la cama.
—Me aseguraré de satisfacerte, mi señor —Eva se rió y continuó jugando con su dick.
—Me gusta tu confianza. Ah, antes de pasar al plato principal, recuerda llamarme maestro si quieres que esto continúe —Max le acarició la mejilla y dijo.
—¿Maestro? ¿Por qué? ¿Tienes alguna fantasía extraña? —Eva lo miró extrañada.
Él se rió entre dientes y negó con la cabeza. —Es porque serás una esclava de mi miembro después de haberle tomado buen sabor.
—Jeje, si puedes lograr que esto suceda, con gusto te llamaré maestro y seré esclava de tu miembro como tú quieras —Eva también soltó una risa sensual y dijo.
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