Estoy feliz mientras tenga un pequeño rincón en tu corazón~

Cuando llegaron al comedor, todo el mundo ya estaba allí.

—Saludos señor de la ciudad, señor comandante... —Max y los demás saludaron educadamente a todos.

Todos devolvieron el saludo con una sonrisa en sus rostros e invitaron a sentarse.

Mientras comían, Max notó algo extraño. La tía y el tío de Arya, cuyo hijo habían salvado, de vez en cuando le echaban una mirada rara.

—¿Qué es esto? —Max frunció el ceño. No entendía por qué se comportaban de esa manera.

—Padre, ¿hay algún mensaje de hermana mayor? ¿Cuándo vendrá? —preguntó Elena al viejo Raku.

—Sí. Estaba a punto de contarles a nuestros pequeños amigos sobre eso —El viejo Raku sonrió levemente.

—¿Hermana mayor? ¿Está hablando de la maestra de Rima? —Max pensó. Había oído decir a Arya que era su tía, aunque no por sangre.

Justo como pensó, en efecto estaban hablando sobre la futura maestra de Rima. El viejo Raku miró a Rima y dijo: