Cuando Noah escuchó esto, toda su ira se disipó, siendo reemplazada por el miedo. Podía ver claramente que Max ya no era el mismo chico tímido que era antes y no soportaría más su acoso.
—Y-Yo... en... tiendo. —Noah luchó por hablar.
—Bien. Ahora cállate y no hagas ruido. Solo hará que todos se sientan peor de lo que ya están. —dijo Max, retirando su mano de su cuello.
—¡Ja! ¡Ja!
Noah jadeó en busca de aire y luego miró a todos, esperando que regañaran a Max o al menos dijeran algo por tratarlo así, pero nadie, incluyendo a su madre y hermana, dijo nada, causando que su expresión se oscureciera. Le lanzó una mirada de odio a Max y salió de la habitación.
Después de que se fue, Max miró a Amelia y se disculpó.
—Lo siento por lo de ahora.
Aunque ella no dijo nada, Noah era su hijo, después de todo, y no se sentiría bien cuando alguien lo golpeara.
—Está bien. No debería haber estallado así tampoco. —Amelia suspiró.
Max asintió y dijo,
—Voy a ir a ver a ese mago de rango rey.