—No muchas personas saben esto, pero Zale Azarel salvó la vida de su madre y su padre cuando Salazar apenas tenía siete años. Si Zale no hubiera estado allí, Salazar habría crecido huérfano —le dijo Riali a Rowen mientras suspiraba.
—Y ahora Salazar quiere proteger a Lucifer. Qué lástima, ya es demasiado tarde —murmuró Rowen mientras miraba hacia la puerta cerrada.
El vasto océano que cubría más de la mitad del mundo parecía inestable cerca de las playas de Elisio.
Enormes mareas podían verse surgiendo a través del pantano mientras cada ola que golpeaba la playa llegaba iluminada y fornida, con toda la fuerza bruta que la luna podía otorgar.
La brillante luna acompañaba las mareas, proporcionando la tan necesaria luz. Mientras la superficie del mar brillaba bajo la luz de la luna, el fondo del mar parecía estar lleno de oscuridad.
En un rincón desconocido del mar, el cuerpo de un joven yacía inmóvil.