—No tienes todo el día para decidir. Piensa rápido —recordó Lucifer a Ayn, quien parecía perdida en pensamientos profundos mientras pensaba en qué hacer.
Ella miró a Veracidad, quien se encogió de hombros como si no pudiera ayudarla.
Ayn miró el plato frente a ella, en el cual aún quedaba algo de comida. También había una cuchara en el plato.
Respiró hondo al darse cuenta de algo que podía hacer. Reaccionó rápidamente al colocar su brazo alrededor del hombro de Veracidad y la acercó más a ella.
Al mismo tiempo, también recogió la cuchara y colocó el extremo opuesto de esta en el cuello de Veracidad, como si fuera una aguja.
—La apuñalaré en el cuello si te acercas. Es parte de tu equipo; no puedes verla morir, ¿verdad? —amenazó Ayn a Lucifer, quien parecía inexpresivo.
Lucifer se frotó la barbilla mientras negaba con la cabeza, decepcionado.
Quería decirle que matara a Veracidad porque sabía que Ayn no podía hacerlo. Pero no lo dijo.