—Señorita Milena, no estamos aquí para ser su comida —respondió el Hechicero líder del Consejo de Brujos.
El hombre tenía una presencia muy intimidante, atrayendo casi todas las miradas hacia él.
Lo más notable de él parecían ser las alas en su espalda. Tenía cuatro alas similares a las de un águila en su espalda, dos a cada lado. Las alas eran de un blanco puro con un tinte dorado.
Tenía el cabello largo y rubio y sus ojos pálidos combinaban con su cabello. Su hermosa túnica blanca combinaba con su aura y sus alas, haciendo que su presencia pareciera más intimidante.
Encima de su atuendo blanco real, tenía placas doradas en sus hombros.
—Entonces dime. ¿Para qué están aquí? ¿Qué esperaban obtener? —preguntó Milena, divertida.