—Eso es solo el plan aproximado, sin embargo. Quién sabe, puede que ni siquiera necesitemos llegar tan lejos. Todo dependerá de esta noche —dijo Lucifer, preguntándose cómo iba a ir la infiltración nocturna.
—La encontré —una voz llegó desde la distancia, atrayendo la atención de todos.
Lucifer miró hacia atrás, notando que Heath regresaba con una bella mujer.
La joven estaba en sus tardíos veinte, vestida con un vestido negro. Por su forma de vestir, no parecía que fuera una criada en absoluto. En cambio, parecía la dueña del Palacio.
—Los sirvientes aquí se visten bastante bien. No está mal —murmuró Salazar, sonriendo.
La mujer bajó las escaleras y se acercó a los tres invitados.
—Saludos —dijo, inclinándose respetuosamente.
—¿Cuál es tu nombre? —preguntó Lucifer a la mujer cuyo largo cabello azul llegaba hasta su cintura, haciendo juego perfectamente con sus profundos ojos azules.