Lucifer y Salazar llegaron al Palacio Real, pero mantuvieron su distancia mientras rodeaban el Palacio Real para encontrar la parte más débil de la seguridad.
—Todo el Palacio está rodeado de Nobles. No creo que quede ni una pulgada libre. Y el problema con los Nobles es que también pueden ver en la oscuridad. Seguro que nos notarían si volamos más cerca —le recordó Salazar a Lucifer, sin notar puntos débiles.
—Creo que deberíamos atacarlos directamente e irrumpir adentro. ¿No es ese un mejor plan? —preguntó, sugiriendo el enfoque de ariete.
—No, tengo un mejor plan —comentó Lucifer, sonriendo.
Él metió la mano en su bolsillo y sacó una pistola.
Insertó el cargador con las balas de sueño en la pistola.
—¿Una pistola? ¿Qué quieres que haga con ella? —preguntó Salazar—. ¿Quieres dispararles?
—No, quiero fallarles —respondió Lucifer, sonriendo—. Estas balas tienen gas de sueño dentro. Los pondrán a dormir. Pero necesito tu ayuda.