Capítulo 559: Choque de rayos

La puerta de la casa fue abierta por un kin de bestias que se quedó atónito al ver a dos Altas Bestias.

—Necesitamos quedarnos en tu casa por unas horas. ¿Tienes algún problema con eso? —preguntó Salazar. Al mismo tiempo, entró en la casa sin siquiera esperar la respuesta.

—¡Ustedes dos quédense aquí! ¡Nadie debe salir de la casa hasta que la batalla termine! —recordó estrictamente Salazar a Jenilia—. Yo iré a ayudar. Recuerden, ¡ni un ruido hasta que regresemos!

Se preparó para irse, pero se detuvo al dar la vuelta.

—¿Esa espada? —Se acercó a la Espada colgada en la pared.

—Esta espada fue un regalo de una Bestia Alta a mi bisabuelo. Es una reliquia familiar —el propietario de la casa se acercó a la pared.

Salazar tocó la espada, sintiendo su hoja tan afilada que incluso podría cortar metal como mantequilla.

—Te voy a pedir prestada tu espada por un momento —cogió la espada.

—P-pero...