Rudra miró hacia el límite de tiempo que quedaba en la misión. Le quedaban un poco más de 2 horas para rescatar al hijo del arcángel Sariel. Esto era una buena noticia, significaba que la ceremonia debería durar un poco más.
Cualquier plan que implicara atacar a los enemigos era suicidio. Cualquier confrontación con el paladín de nivel 3 y seguramente estaría muerto. Rudra necesitaba un plan hermético, uno engañoso.
Rudra observó tranquilamente la estructura de la sala en la que estaba y llegó a la conclusión de que había tres puntos arquitectónicos clave que sostenían el techo. Si derribaba los tres, el techo colapsaría.
Derribar el techo podría darle una apertura crucial; sin embargo, no era suficiente.
Rudra pensó en todas las herramientas a su disposición para idear algo que pudiera ayudarlo a crear un plan. Miró todo lo que poseía y encontró una única botella de poción de alteración de apariencia en su inventario que Kalash le había dado para probar.