El día de la guerra estaba casi sobre ellos, con solo 17 horas restantes antes del comienzo del evento. Rudra les dio a todos en el gremio un descanso obligatorio de 14 horas y les pidió que descansaran bien antes de que comenzara la pelea.
Todos los preparativos estaban hechos, cada miembro del gremio estaba cargado con pociones avanzadas almacenadas en su inventario. A todos se les habían asignado sus respectivos roles y ahora solo quedaba la batalla por delante.
Mientras todos los demás cerraron sesión del juego para descansar antes de las intensas 48 horas que se avecinaban, Rudra todavía permanecía en la sala de conferencias pensando en todas las posibilidades, qué podía haber pasado por alto, qué más podía hacer mejor.
Rudra era así, tomaba la máxima responsabilidad por el gremio, y aun cuando estaba física y mentalmente al límite, no se relajaba, sino que perseveraba por el gremio.
Ruby entró en la sala de conferencias y vio a Rudra solo mirando el mapa.