Rudra comenzó a adentrarse en la densa niebla. Es bueno que su visión se haya ampliado desde que activó los ojos de la verdad, de lo contrario habría estado golpeándose la cabeza contra árboles o tropezando con enredaderas a cada paso.
Después de aproximadamente media hora sin encontrar una sola pista sobre alguna bestia de nueve colas, Rudra invocó a Pelusa, mientras se tomaba un breve descanso y comenzaba a acariciarla.
Fue en ese momento, sin embargo, cuando una poderosa ilusión atrapó a Rudra, sus alrededores cambiaron y estaba nuevamente en el gremio Radiancia Blanca... En una incursión en una mazmorra, cargando suministros como el chico de los suministros, tratado inhumanamente, sin recibir parte del botín.
Fue uno de los momentos más bajos en su vida anterior... Y estaba sorprendido de ver ese recuerdo justo ahora. Rudra era una persona extremadamente racional, no dejó que las escenas lo afectaran ni un poco, ya que sabía que todo esto era falso.