Al día siguiente, Owen acompañó a William y Ella a una casa ubicada en las Periferias del Sur de Lont. La casa de dos pisos lucía muy acogedora desde afuera. Varias orquídeas colgaban en el porche frontal. El aire estaba impregnado con su fragancia y William podía sentir que su cuerpo se refrescaba tras inhalar su aroma.
—Celine, he traído a Pequeño William conmigo —dijo Owen mientras tocaba suavemente la puerta.
—Pasa, Owen —respondió desde dentro de la casa una voz tan suave como la seda.
Tras obtener el permiso del dueño, Owen abrió la puerta e hizo un gesto para que William entrara. Lo primero que William vio fue una habitación llena de las criaturas más extrañas que había visto en ambas de sus vidas.
Una fruta naranja que parecía haber desarrollado tentáculos tomaba el sol junto a la ventana. Un pez con cabeza de tigre nadaba dentro de una pecera. Dos plantas en maceta jugaban ajedrez encima de una mesa y un loro con cabeza de mono miraba a William con desprecio.
—¡Uwaaaaak! ¡Ha llegado un mono! —anunció el loro mono mientras se burlaba de William desde su percha—. Un mono estúpido con una cabra estúpida. ¡Uwaaaaaaaak!
—Comportate, Oliver. Esta no es la manera en que debemos tratar a nuestros invitados —reprendió la misma voz sedosa al loro mono, que cerró la boca de inmediato.
—Celine, parece que tu mascota sigue siendo tan desdeñosa como siempre —comentó Owen mientras examinaba la habitación en busca del maestro de la casa.
—Bueno, Oliver no sería Oliver si no actuara de esta manera —respondió Celine—. Estoy en el segundo piso, Owen. Perdóname, ¿pero podéis esperar cinco minutos más? Estoy a punto de terminar mi experimento.
—Por supuesto —Owen ya esperaba algo así, por lo que empujó suavemente a William para que tomara asiento en el sofá que estaba cerca de la ventana donde la criatura de tentáculos naranjas estaba tomando el sol.
El loro mono le hacía caras a William, pero no pronunció palabra alguna para no enfadar a su maestra. William observó a esta bizarra criatura con interés. Aparte de su extraña apariencia, no parecía maliciosa. De hecho, William sentía que esta criatura era muy inteligente y solo se hacía la tonta.
Exactamente cinco minutos después, una hermosa mujer que parecía estar en la mitad de los veintes bajó por las escaleras. Tenía el cabello largo de color morado y llevaba gafas con montura dorada. Irónicamente, el vestido que llevaba también era de color morado y resaltaba las delicadas curvas de su cuerpo.
William quedó cautivado por su belleza surreal y no pudo evitar mirarla fijamente. Era como una hermosa pintura y cada lado de ella era impecable.
—Eres bastante lindo, pero lo siento, no estoy interesada en chicos que ni siquiera les ha crecido pelo —Celine le guiñó un ojo travieso a William, lo que hizo que el corazón del joven latiera descontroladamente en su pecho.
«M-Maldición, su belleza supera los 10,000», William tragó saliva mientras miraba a la hermosa dama frente a él. Hasta ahora, Celine era probablemente la mujer más hermosa que había visto en su vida. Incluso era más hermosa que su primer amor, Belle.
—¿William? Oye, joven, ¿todavía estás con nosotros? —se burló Owen del joven mientras le daba unas palmadas leves en las mejillas.
—¡Meeeeeeeh!
La voz de Ella sacó a William de su ensimismamiento. Luego se rascó la cabeza para ocultar su vergüenza.
—No te preocupes, nadie se reirá de ti. —Owen le palmeó los hombros al chico—. Si no estuviera casado, ya le habría confesado hace tiempo.
Celine soltó una risita. —Lo siento, tampoco estoy interesada en un viejo toro que va tras hierba joven. Debes haber salvado el mundo en tu vida pasada para tener a Sarah en tu vida ahora.
—Bueno, admito que mi esposa puede no ser tan hermosa como tú, pero es bastante animada en la cama —replicó Owen con expresión complacida.
Celine, William, Ella y el loro mono miraron al viejo bastardo con desprecio. Todas sus expresiones decían una sola palabra: «Escarbajo».
Owen no estaba afectado por sus miradas de desprecio. De hecho, incluso sentía que era el mayor cumplido.
Celine soltó otra risita antes de posar su mirada en el joven frente a ella.
—¿William, cierto? Permíteme romper tu burbuja, joven —dijo Celine mientras ajustaba las gafas en su rostro—. No podrás aprender Magia Oscura solo porque quieres. Solo aquellos que tienen afinidad con las Artes Oscuras podrán manejar su poder.
—Lo entiendo, pero por favor, dame una oportunidad —respondió William con determinación—. Si realmente no tengo afinidad con la Magia Oscura, entonces no insistiré más en el asunto.
—Hmm, para un niño de diez años tienes bastante coraje —Celine asintió con la cabeza en señal de aprobación—. Muy bien, veamos si tienes alguna afinidad con la Magia Oscura. Owen me ha dicho que has aprendido Magia de Hielo. ¿Es cierto?
—Sí.
—Interesante.
Celine invocó una bola de cristal en su mano e hizo un gesto para que William se acercara. —Coloca tu mano sobre la bola de cristal.
William hizo lo que le dijeron. Unos segundos después, un copo de nieve apareció dentro de la bola de cristal. Celine lo observó durante unos segundos antes de sacudir la cabeza.
—Lo siento, no tienes ninguna afinidad con la Magia Oscura —declaró Celine—. Te sugiero que te centres solo en tu magia de hielo.
Owen y Celine pensaron que William se sentiría deprimido por el resultado. Sin embargo, en lugar de depresión, lo que vieron los dejó perplejos.
—¿Por qué sonríes? —frunció el ceño Celine—. ¿No te acabo de decir que no tienes afinidad con la Magia Oscura?
—Sí —respondió William—. Te escuché alto y claro, señorita Celine.
—¿Entonces por qué?
—Es porque no necesito cosas como afinidades para usar cualquier tipo de magia.
Celine y Owen miraron la expresión arrogante del chico. Ambos sentían comezón en las manos y si no fuera porque William era algunos años menor que ellos, podrían haberle dado una paliza por decir algo tan atrevido.
En este mundo, la afinidad mágica era suprema. Incluso si entrenaras por cien años, no podrías cambiar este hecho. Un mago de fuego no sería capaz de usar la magia de agua, hielo, viento y tierra, incluso si practicara durante muchos años.
Incluso si tuvieran éxito, lo máximo que podrían hacer sería usar hechizos simples como el proyectil mágico y similares debido a la restricción en sus afinidades.
Había casos raros donde las personas nacían con dos afinidades y, en ocasiones muy raras, algunos incluso tenían tres. Estas personas eran consideradas una gota en un océano y los diferentes reinos y empires pagarían todo gasto para nutrir a esos individuos prometedores.
Sin embargo, el chico de cara arrogante frente a ellos declaró que no necesitaba ningún tipo de afinidad para usar cualquier tipo de magia. Owen ya estaba agarrando su bastón con fuerza y estaba a punto de darle una paliza a William por decir algo tan osado.
—Chico, ¿estás bromeando conmigo? —preguntó Celine. Su tono llevaba una vibra peligrosa como un cazador que estuviera a punto de abalanzarse sobre su presa—. ¿Piensas que aprender magia es tan simple como comer gachas de arroz?
—Bueno, tal vez sea imposible para la gente común —respondió William mientras contestaba con una mirada confiada—. Sin embargo, no soy alguien común y corriente. Señorita Celine, ¿quieres apostar conmigo?
—¿Una apuesta?
—Sí. En menos de quince minutos, seré capaz de aprender Magia Oscura —dijo William con una sonrisa.
—¿Hoh? —Celine entrecerró los ojos y le dio a William una sonrisa diabólica—. Interesante. Entonces, ¿qué tipo de apuesta vamos a hacer, pequeño?
—Si gano, te convertirás en mi maestra y me enseñarás Magia Oscura —dijo William con una sonrisa pícara—. Si pierdo, entonces puedes hacerme tu esclavo por un año. El señor Owen aquí presente servirá de testigo.
—William... esto —Owen quería disuadir al chico. No sabía de dónde venía la confianza de William, pero entendía el carácter de Celine. Ella era alguien que odiaba a quienes trataban el aprendizaje de la magia como algo casual.
—Interesante —Celine examinó a William con desprecio—. Muy bien, acepto esta apuesta. Owen, serás nuestro testigo. No quiero oír al Viejo James decir que intimidé a su nieto.
—Hah~ William, ¿estás realmente seguro de esto? No es demasiado tarde para disculparte, ¿sabes? —Owen suspiró e intentó convencer al joven una vez más—. Hay cosas en este mundo que no puedes forzar. Aprender magia es una de ellas.
—No te preocupes, señor Owen —respondió William—. Un Ainsworth no se retracta de sus palabras.
Viendo que el pequeño no tenía intención de dar marcha atrás, Owen sacó un pergamino en blanco de su anillo de almacenaje y cantó. Sus palabras flotaban en el aire y danzaban alrededor del pergamino haciéndolo brillar con un resplandor blanco. Tras terminar el canto, el pergamino flotó entre Celine y William.
—Este es un contrato que vinculará vuestros juramentos por sangre —explicó Owen—. William. Esta es la última vez que te preguntaré. ¿Estás seguro de esto?
—Claro que estoy seguro —respondió William con una sonrisa.
—¡Hmph! Si realmente tienes éxito, no me importará llamarte Joven Maestro de ahora en adelante —dijo Celine con una voz musical que hizo que al joven se le fuera la cabeza.
Owen sacó una pequeña daga de su anillo de almacenaje y pinchó la yema del dedo de William. La gota de sangre voló hacia el contrato haciéndolo brillar en un rojo oscuro. Hizo lo mismo con Celine. En el momento en que su sangre se fusionó con el contrato, una luz deslumbrante apareció y dividió el contrato en dos partes.
Se convirtieron en rayos de luz y penetraron el pecho de William y Celine.
Una voz monótona sonó en el aire y hizo su declaración.
—Tus quince minutos comienzan ahora.